Existen historias que afirman que algunas personas pueden transformarse en animales, es decir en tigres a voluntad. Este caso de transformación o metamorfosis de persona en animal, es algo casi imposible de existir y que no puede ser explicado ni aceptado por la ciencia actual.
Este misterio también es narrado en Loreto, Ucayali, Madre de Dios y está muy difundido en Bolivia, donde se les conoce a estas personas como “tigre-gente”.
Según las afirmaciones bolivianas, para que una persona pueda convertirse en tigre, debe hacer uso de las hojas de una misteriosa planta; de las cuales debe beberse su esencia, luego de lo cual, la persona realiza tres volantines hacia atrás.
Pero antes de hacer esto, el tigre-gente debe haber estudiado durante varios años la magia negra y la brujería. Según se afirma, si por casualidad o suerte, se caza a uno de estos “tigre-gentes”, al momento de morir se transforma en una persona.
No se sabe las razones por las cuales estas personas se transforman en tigres, solo se afirma que así es más fácil que puedan cazar animales para comer y realizar venganzas contra sus enemigos, asesinándolos al acecho cuando están en el bosque.
En Bolivia existe una tribu conocida como “chacobos”, se cree que estos indígenas tiene los secretos de la extraña transformación en “Tigre-Gente”.
Según la gente lugareña de Madre de Dios (Tambopata – Puerto Maldonado), en el sector de Loero, hace 20 años, habría existido uno de estas personas. Durante ese tiempo ese caserío era asediado por una fiera que cazaba a los animales y ponía en peligro a las personas. El misterio se le atribuyó a un Boliviano de apellido Pacamía, de quien se decía que robaba chanchos, gallinas, mataba reces, etc.
Debido al peligro que él significaba, los moradores trataron de cazarlo e inclusive llegaron a dispararle, pero siempre escapaba.
Por tal situación y debido a los constantes acosos de los moradores; el señor acusado de ser “tigre-gente” tuvo que irse del lugar, escapando hasta Bolivia.
Cuando se fue el señor Pacamía, todo volvió a la normalidad y nunca más volvieron a existir más casos de ataques a los animales.
Biologo: Victor Velásquez Zéa – Director del “Serpentario” Puerto Maldonado